El tren bala japonés
Shinkansen, uno de los más rápidos del mundo, generaba demasiado ruido
en la salida de los túneles. El ingeniero Eiji Nakatsu, aficionado a las
aves, se fijó en la forma de zambullirse en el agua que tiene el martín
pescador para rediseñar su cabina. Además de reducir el ruido, logró
que el tren consumiese un 15% menos de energía y viajara un 10% más
rápido.
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